Una de las divisas que tiene mayor peso en el gran mercado de divisas es el dólar australiano AUD, frente a las monedas más importantes como el USD, EUR, JPY. Una de las razones fundamentales es que su apalancamiento procede de la cantidad de oro que posee. Australia es uno de los países privilegiados por la naturaleza, por que posee cantidad de yacimientos mineros de donde extraen el metal más precioso. No hay duda de que la fiebre del oro tuvo un efecto enorme en la economía australiana y el desarrollo como nación.
Un Poco de Historia.
El descubrimiento que cambió una nación. En 1851, Edward Hargraves descubierto un "grano de oro" en un pozo de agua cerca de Bathurst.
Hargraves estaba convencido de que la similitud en las características geológicas entre Australia y los yacimientos de oro de California (de donde acababa de regresar) era un buen presagio para la búsqueda de oro en su tierra natal. Estaba en lo cierto. Él llamó al lugar "Ofir", reportó su descubrimiento a las autoridades, y fue nombrado un Comisionado de la tierra. Él recibió una recompensa de 10.000 libras esterlinas, además de una pensión vitalicia. El descubrimiento marcó el inicio del oro de Australia y un cambio radical en el tejido económico y social de la nación.
Aunque como en todo descubrimiento siempre se filtran personas y comerciantes inescrupulosas para jugar en beneficio propio. Igual sucedió en Australia, lo que ha desencadenado una crisis a los finales del siglo XIX. Sin embargo han sabido sobreponerse y nuevamente levantaron el índice de precios y el oro se mantuvo desde ya en ascenso, dando obviamente estabilidad económica al país. Los lingotes de oro que fueron enviados a Londres cada año trajeron un enorme flujo de importaciones. Como consecuencia la migración extranjera también provocó un gran impulso de la inversión empresarial y estimular el mercado de productos locales. La economía estaba en expansión y próspera.
Cuando se desata la “fiebre del oro” los inmigrantes americanos y asiáticos han proliferado en las calles y aldeas de la capital australiana, para tentar un negocio que bien podría convertirse en una lujuria. El número de recién llegados a Australia fue mayor que el número de convictos que había aterrizado aquí en los setenta años anteriores. La población total se triplicó de 430.000 en 1851 a 1,7 millones en 1871.
Porque muchas personas estaban viajando hacia y desde los yacimientos de oro, que en la década de 1850 permitió la construcción del primer ferrocarril y el funcionamiento de los primeros telégrafos, es decir, cuando en otros países contar con estos servicios era una utopía, en Australia era una verdadera realidad. Esta es la floración temprana de una identidad nacional que hace que cualquier estudio de los días de la fiebre de oro fuera tan intrigante. También es cierto que la idealización de la vida Goldfield excluye o pasa por alto la miseria, la codicia, la delincuencia, el interés y el racismo que formaban parte integrante de los tiempos.
A continuación veamos la poesía de Henry Lawson para ver cómo metafóricamente vincula la historia y la mitología de Australia:
Un Poco de Historia.
El descubrimiento que cambió una nación. En 1851, Edward Hargraves descubierto un "grano de oro" en un pozo de agua cerca de Bathurst.
Hargraves estaba convencido de que la similitud en las características geológicas entre Australia y los yacimientos de oro de California (de donde acababa de regresar) era un buen presagio para la búsqueda de oro en su tierra natal. Estaba en lo cierto. Él llamó al lugar "Ofir", reportó su descubrimiento a las autoridades, y fue nombrado un Comisionado de la tierra. Él recibió una recompensa de 10.000 libras esterlinas, además de una pensión vitalicia. El descubrimiento marcó el inicio del oro de Australia y un cambio radical en el tejido económico y social de la nación.
Aunque como en todo descubrimiento siempre se filtran personas y comerciantes inescrupulosas para jugar en beneficio propio. Igual sucedió en Australia, lo que ha desencadenado una crisis a los finales del siglo XIX. Sin embargo han sabido sobreponerse y nuevamente levantaron el índice de precios y el oro se mantuvo desde ya en ascenso, dando obviamente estabilidad económica al país. Los lingotes de oro que fueron enviados a Londres cada año trajeron un enorme flujo de importaciones. Como consecuencia la migración extranjera también provocó un gran impulso de la inversión empresarial y estimular el mercado de productos locales. La economía estaba en expansión y próspera.
Cuando se desata la “fiebre del oro” los inmigrantes americanos y asiáticos han proliferado en las calles y aldeas de la capital australiana, para tentar un negocio que bien podría convertirse en una lujuria. El número de recién llegados a Australia fue mayor que el número de convictos que había aterrizado aquí en los setenta años anteriores. La población total se triplicó de 430.000 en 1851 a 1,7 millones en 1871.
Porque muchas personas estaban viajando hacia y desde los yacimientos de oro, que en la década de 1850 permitió la construcción del primer ferrocarril y el funcionamiento de los primeros telégrafos, es decir, cuando en otros países contar con estos servicios era una utopía, en Australia era una verdadera realidad. Esta es la floración temprana de una identidad nacional que hace que cualquier estudio de los días de la fiebre de oro fuera tan intrigante. También es cierto que la idealización de la vida Goldfield excluye o pasa por alto la miseria, la codicia, la delincuencia, el interés y el racismo que formaban parte integrante de los tiempos.
A continuación veamos la poesía de Henry Lawson para ver cómo metafóricamente vincula la historia y la mitología de Australia:
La noche pasa demasiado rápido(Henry Lawson, Los días locos de 1889)
Y estamos envejeciendo,
Así que nos permiten llenar las copas
Y las tostadas de los Días de Oro;
Cuando encuentra un tesoro maravilloso
Ajuste todas las llamas del Sur,
Y tú y yo fueron compañeros fieles
A lo largo de los días rugiente.
